Esta tarde, y cumpliendo uno de los «indispensables» de este viaje para mi sobrino Alex, hemos cogido el tren FEVE que pasa por Las Campas y hemos recorrido el pequeño trayecto que lo une hasta Vegadeo, dejando a nuestro paso las estaciones de Castropol y Vilavedelle.
En la estación de Vegadeo hemos tenido que esperar 20 minutos al tren de vuelta, momento que hemos aprovechado para hacer algunas fotos. Al subirnos de nuevo al tren y ver al mismo revisor, este se ha extrañado preguntándonos si nos había pasado algo. Al explicarle la afición de Alex por los trenes, no solo lo ha comprendido, sino que pidiendo permiso al maquinista, le ha dejado hacer el recorrido en su cabina. Os podéis imaginar la cara de satisfacción de Alex al llegar a Las Campas ¡lo ha grabado todo en vídeo!.
Y no solo eso, sino que recordando momentos de mi juventud en la estación de Ciempozuelos en Madrid, hemos puesto unas monedas de 2 y 5 céntimos en la vía a la ida y las hemos recogido aplastadas a nuestra vuelta para guardarlas de recuerdo. Por supuesto que de esto no hemos hablado con el revisor 😉
Aunque ha sido un pequeño tramo, las vistas desde el tren son muy bonitas. Ya nos han recomendado que hagamos un recorrido un poco mayor, quizás hasta Ribadeo, o siendo un poco más aventureros hasta Viveiro, para que podamos disfrutar del tramo costero que recorre este tren. Que bueno! ya tenemos un debe para el año que viene.
¡Gracias Alex por esta pequeña aventura!
muchas veces nos olvidamos de la satisfacción que nos dan las cosas mas sencillas…
Desde luego que tienes toda la razón Inma. Creo que estando de vacaciones los percibimos mejor, pero aunque difícil, deberíamos poder captar estos momentos durante la vorágine de nuestro día a día, que «haberlos haylos».